Allá en principio del siglo 20 el papel higiénico era un
producto por demás suntuoso. Aquellos que no podían acceder a este, optaban por
distintos “suplentes” que no eran tan buenos como el original, papel de diario,
o el papel con el que venían envueltas las manzanas y las peras que se lo
compraban a los verduleros. Hasta que llegaron los protestantes a recorrer las
calles los sábado golpeando puertas con el fin de evangelizar, y a todos
aquellos que los recibían les entregaban una biblia. Fue entonces que la gente
empezó a recibirlos para quedarse con un objeto que contaba con el mas fino
papel al que colgaban clavado por la tapa en un gancho de Carnicero y de la
otra punta lo enganchaban al calefón del baño.
Dice el tango “ Herida
por un sable sin remache, ves llorar la biblia junto al calefón”
El sable es el gancho de carnicero o similar que usaban,
estaba herida porque la clavaban de la tapa, y la ves llorar porque la
desojaban de página por vez con el fin de utilizarlo para las tareas mas sucias
de la higiene personal
Porque al fin y al cabo todo tiene una explicación lógica…
Pero en este caso es mas que lógica. ¡Es escatológica!