martes, 14 de enero de 2014

AMORES QUE MATAN y LEYES QUE LO PERMITEN


¿Como se puede lastimar a quien se ama? ¿Que es lo que se ama realmente? ¿Porque una madre que te parió, te quiera o no te haya olvidado como le pasó a Priscila o no como a la chiquita de Mendoza pueden lastimarte hasta matarte? ¿En qué cabeza cabe?
Se puso de moda en los últimos años el concepto de "Violencia de Género", mal interpretado a mi entender como los casos de hombres que golpean a mujeres, cuando en muchos casos, los menos desde luego, pero en muchos casos son las mujeres quienes maltratan o golpean a los hombres, acá no es un tema de sexos. Si una pareja de homosexuales tiene un/a integrante que golpea al otro/a el caso sigue siendo igual, es el hecho de cargar física o psíquicamente sobre aquel que por que nos ama está en condiciones inferiores en la defensa.
Que queda entonces para los hijos que nos aman e idealizan y esperan de nosotros cariño y límites, amor puro de padres y en algunos casos se encuentran con golpes tan absurdos que no se esperan siquiera de las más feroces bestias.
Hay momentos del año en los que se me hace un nudo en el estomago y me pregunto como puede ser posible que exista gente tan tremendamente agresiva. Cuando vi por primera vez todo lo concerniente al caso de Priscila no terminaba de entender a los padres, los dos biológicos, ni al padrastro ni a la madrastra.
No me voy a detener a hablar de esa HIJA DE MIL PUTA de la madre que la Parió ni de el animal de su pareja, no hace falta, perdonar es Divino y sabe Dios con su infinita misericordia si los perdonará, pero yo de divino no tengo nada, yo soy humano y no los perdonaría jamás, si por mi fuera les haría vivir el mismo infierno en vida durante décadas, ni la muerte que les daría descanso se merecen.
Pero si quiero detenerme en el padre, un hombre bueno, seguramente y su pareja que la crió y fue su madre en remplazo de ese bolsa de huesos y carne con grasa erigida en monumento al odio y al egoismo. Esa gente se equivocó, tal vez engañados, tal vez por confiados, o tal vez porque en su educación esto parecería normal. Tal vez soy yo que estoy equivocado, pero jamás en mi vida le dejaría llevarse a mi hija a una persona que no la ve hace años y que la dejó en mi casa como un bolso hace seis años atrás, menos aún sin saber el paradero cierto de la chica, pero como digo puede ser un tema de educación que desconozco y yo veo las cosas con otro color, no es cargar las tintas sobre esta gente que sufre pero no termino de entender las cosas que pasaron y me llena de angustia.
En el medio de todo esto aparecen vacios legales, el padre no es tenido en cuenta porque no puede demostrar filiación, la denuncia se retrasa, los jueces ante la duda siempre dicen que debe ser restituida a la madre. Por otro lado la chiquita de Mendoza, Luciana,  que murió casi en paralelo con el caso de Prisila tenía más de tres denuncias de amigos de sus padres por cómo era maltratada la chica y la policía la devolvía a su casa ya que no tomaban en cuenta las denuncias por no tener los denunciantes vínculo alguno con la chiquita, además de que la abuela había reclamado la tenencia en varias oportunidades.
Esta ley absurda y ciega es la mayor responsable de que haya pasado lo que pasó, lo que más duele es eso, saber que el padre de Priscila debería haber podido encontrarla antes de haber podido demostrar que era su padre, o que Luciana debería estar al cuidado de su abuela y las denuncias de terceros deberían haber sido tenidas en cuenta.
Esta ley que proponen, discuten, aprueban y ponen en práctica esos diputado y senadores que cuando hay que elegirlos los vemos como anti un gobierno o pro el otro, y no pensamos ni leemos sobre lo que piensan ni lo que apoyan estas personas, no miramos si trabajan o se rascan, ni sabemos que piensan de estas cosas que al final del día nos hace tanto mal.

miércoles, 1 de enero de 2014

EL MILAGRO DE NAVIDAD y UN PEQUEÑO PAPA NOEL



Hace unos días atrás, en las vísperas de la Noche Buena, fui con toda la familia a sacarnos la foto con Papá Noel (¡Por favor evitemos llamarlo Santa!) Obviamente y en la previa mis dos hijos mayores escribieron sendas cartas para el ilustre personaje de las Navidades vestido a la usanza del frio invierno del hemisferio norte y con los colores de la Coca Cola.
Al llegar mi hija le dejo una carta llena de frases afectuosas y pedidos típicos de una chica, mientras que el mayor que ya tiene nueve años le pidió solo una toalla de RACING y un IPOD. Cuando leí la carta de Felipe y su pedido de mas de mil pesos debo reconocer que me planteé si era el momento de comentarle que Papá Noel éramos nosotros. La pregunta es cuanta verdad tenía decirle que Papá Noel no existe, si aunque sé que los regalos se los hago yo, creo fervientemente en el milagro de la Navidad.
El tema es que al día siguiente y luego de juntarse con unos amigos, él mismo me vino a decir que sabía que los regalos los hacíamos nosotros y que según le dijo algún amigo, Papá Noel no existe, CHAN! Había llegado el momento nro. ”2” tan temido de todo padre, Sabiendo que el nro. “1” es la charla sobre sexo, tocaba ahora aclarar los tantos sobre los personajes de ficción que dan valor a los eventos de los niños, es decir Papá Noel, El ratón Perez, los tres reyes magos, el conejo de Pascuas, etc…
Lo primero que le dije a Felipe es que Papá Noel existió, que de hecho se trata de un santo llamado Nicolás, San Nicolás de Bari, que era un hombre pudiente que durante las Navidades les regalaba a las familias pobres las dotes para que sus hijas pudieran casarse, ya que entendía que siendo el cumpleaños de Cristo y sabiendo que Jesús habita dentro de cada uno de nuestros prójimos, les entregaba el regalo para el cumpleañero al prójimo. Tan bueno fue ese hombre que tras su muerte se convirtió en unos de los santos de la Iglesia. Lo interesante es que Papá Noel aún existe dentro de nosotros porque lo que perdura de esa filosofía de San Nicolás es la de hacer un regalo al Cristo en cada hombre. Y que muchos mas importante que darle una Playstation 4 a un chico es darle una comida digna o abrigo, incluso hasta un gesto de afecto o una sonrisa a quien no la tiene y que ahora que el ya lo entendía era momento para que pensemos juntos por quien podíamos hacer un milagro de Navidad para el próximo año.
Me miró pensativo y me dijo “Bueno, el Ipod me lo compro con la plata que me regalen para mi cumple mas mis ahorros y podríamos ver de ayudar a ese señor que está en la esquina de Godoy Cruz y Santa Fe que tiene HVI” (sic)
Se me llenó el culo de preguntas, lo admito ¡Que alta me pusiste la vara hijito! Esperaba algo mas como comprar algunos juguetes y llevarlos al Hospital de Niños, pero fuiste derecho por la mas complicada, me gusta, se nota que el mensaje llegó a destino.
Que me digan los que quieran que Papá Noel no existe… Yo me quedo tranquilo, obvio que existe, a partir de ahora Papá Noel es mi hijo.