¿Por qué Anamá Ferreyra sigue hablando en "portuñol" si llegó a la Argentina hace al menos treinta años? Como los abuelos tanos que hablaron "cocoliche" hasta su muerte y se bajaron del barco en la nuestro país a los veinte años, o como el Argento que vive en España y no puede cambiar su tonadita de porteño característica. ¿Por qué?
¿Es condición indispensable para el inmigrante sentirse parte de sus raíces por mas alejado que este de las mismas? ¿O acaso es mas fuerte esta necesidad cuanto mas alejado está de las mismas? ¿Será una manera de sentirse mas cerca? Un Cordobés que vive en Rumania se sienta a hablar con los suyos, marcando su tonada mediterránea con un mate que consigue le traiga algún viajante. ¿Eso lo hace sentirse mas cerca de Villa María?
Entendemos el concepto de inmigrante y el costo del desarraigo cuando vemos a los que han migrado en ESPACIO pero nunca hemos pensado en esto cuando la migración se da en el TIEMPO. Hoy el tiempo cambia tan rápido que nosotros los de mas de veinte años somos inmigrantes 3.0 mientras nuestros hijos son nativos 3.0 y somos como el tano que con una computadora o una Tablet hablamos un cocoliche en el que gracias a Dios nos entendemos pero al verlos a los chicos manejar estos dispositivos nos damos cuenta de lo cortos que somos y por otro lado comenzamos, como nuestros padres, a añorar tiempos pasados que parecerían haber sido mejores. Inmigrante es mi viejo que nació a 20 cuadras de donde hoy vive, pero durante su infancia ese mismo lugar era otro lugar, el viejo migró de un barrio donde la calle era un potrero para pelotear con amigos y hoy intentar bajarse del cordón significaría asumir un riesgo de vida. Inmigrante soy yo que a mis seis años la tele para chicos eran cuatro programas en los cuatro canales de aire, una o dos horitas al día, El Pato Carre, El Capitán Piluso, La pantera Rosa y a volver a los juegos, autitos y muñecas, pelotas y disfraces, algún juego de mesa y nada mas. Hoy los chicos se pelean entre ellos para ver cuales de los diez canales exclusivos ven todo el día mientras juegan con algún dispositivo, IPOD, WII, PlayStation. Todo acompañado de la clásica frase: "Me aburro" la verdad es que hablan mal, deberían decir "Me enburro" que significa me estoy poniendo cada vez mas burro.
Pero nosotros no los entendemos, ahora son otros los tiempos, somos inmigrantes en estos nuevos tiempos. Yo me sigo riendo con Los tres Chiflados y a ellos les parecen tontos. Es bueno tener el ejemplo de nuestros padres y aprender lecciones de nuestros hijos, para saber que todos somos y seguiremos siendo inmigrantes en el tiempo con Morriñas de nuestros tiempos felices y tratando de nadar en barniz para movernos en los tiempos que corren.
Hace años que tengo la sensación de tener en mis manos la capacidad de escribr las cosas mucho mejor de lo que las digo por eso me permito este espacio para compartir con todos la forma en las que veo a mi ciudad y mi país
viernes, 29 de agosto de 2014
martes, 12 de agosto de 2014
EL NIETO MAS BUSCADO
Se puede decir que "Abuelas" y en mayor medida "madres de Plaza de mayo" han mantenido hasta estos días un poco recomendable vínculo con el gobierno de turno politizando una lucha que es tan de ellas que por el solo hecho de compartirla con cualquier poder o partido político se ensuciaría. Sin duda este error no le ha dado la mejor prensa a ambas organizaciones. Podríamos hablar larguísimo de Madres y de la mujer que las lidera, de lo politizada que está y de los negociados en los que se han metido y por los que los juzgará debidamente la justicia.
Ahora el tema de la semana son las abuelas, una búsqueda aún mas noble que la de las madres desde su concepción, porque no se trata de quien busca a jóvenes que no se puede saber si han o no cometido algún delito, mas allá de que no deberían haber terminado como terminaron. Acá la búsqueda es de un nieto, hijo de ese hijo desaparecido, que por definición es la inocencia pura de cualquier cargo.
Esta semana que pasó Estela de Carlotto, presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, encontró al nieto número ciento catorce, hijo de su hija, Guido, como lo llamaban en la familia, aunque guido nunca llegó a llamarse así, fue bien criado por una familia de Olavarria que lo llamó Ignacio.
Todos los medios salieron a hablar de Guido Carlotto (Nombre que no le corresponde porque Carlotto es la madre, de usar el nombre de sus padres de sangre se debería llamar Guido Montoya) Hasta acá una historia, por lo menos para mi, emocionante, una búsqueda de toda una vida con final feliz, me saco el sombrero por esa abuela que nunca bajó los brazos.
Lo que me preocupa es el uso propagandístico de Ignacio/Guido, me asusta su rápida foto junto a la presidenta, espero que Guido siga siendo un músico en Olavarría que ahora disfruta de sus abuelas y de su identidad, quisiera de todo corazón que no se le invente un cargo en una secretaría de cultura para alinearlo, o que, peor aún termine siendo diputado o ministro al mejor estilo Cabandié.
Ojalá que sigan buscando y encontrando pedacitos del amor que sus hijos les dejaron, ojalá que las abuelas puedan algún día morir de la mano de sus nietos, y ojalá este encuentro sea tan puro como cualquier otro que transitó por tanto dolor y soledad, por Estela y la otra abuela y por su nieto Guido, que quiere que lo sigan llamando Ignacio.
Ojalá que haya sido el nieto mas buscado por Estela y las abuelas, lo que no soportaría es que se tratara del nieto mas buscado por el poder de turno para tener una nueva adquisición para su muestrario.
Ojalá, de todo corazón que no te inventen un cargo Ignacio!
Ahora el tema de la semana son las abuelas, una búsqueda aún mas noble que la de las madres desde su concepción, porque no se trata de quien busca a jóvenes que no se puede saber si han o no cometido algún delito, mas allá de que no deberían haber terminado como terminaron. Acá la búsqueda es de un nieto, hijo de ese hijo desaparecido, que por definición es la inocencia pura de cualquier cargo.
Esta semana que pasó Estela de Carlotto, presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, encontró al nieto número ciento catorce, hijo de su hija, Guido, como lo llamaban en la familia, aunque guido nunca llegó a llamarse así, fue bien criado por una familia de Olavarria que lo llamó Ignacio.
Todos los medios salieron a hablar de Guido Carlotto (Nombre que no le corresponde porque Carlotto es la madre, de usar el nombre de sus padres de sangre se debería llamar Guido Montoya) Hasta acá una historia, por lo menos para mi, emocionante, una búsqueda de toda una vida con final feliz, me saco el sombrero por esa abuela que nunca bajó los brazos.
Lo que me preocupa es el uso propagandístico de Ignacio/Guido, me asusta su rápida foto junto a la presidenta, espero que Guido siga siendo un músico en Olavarría que ahora disfruta de sus abuelas y de su identidad, quisiera de todo corazón que no se le invente un cargo en una secretaría de cultura para alinearlo, o que, peor aún termine siendo diputado o ministro al mejor estilo Cabandié.
Ojalá que sigan buscando y encontrando pedacitos del amor que sus hijos les dejaron, ojalá que las abuelas puedan algún día morir de la mano de sus nietos, y ojalá este encuentro sea tan puro como cualquier otro que transitó por tanto dolor y soledad, por Estela y la otra abuela y por su nieto Guido, que quiere que lo sigan llamando Ignacio.
Ojalá que haya sido el nieto mas buscado por Estela y las abuelas, lo que no soportaría es que se tratara del nieto mas buscado por el poder de turno para tener una nueva adquisición para su muestrario.
Ojalá, de todo corazón que no te inventen un cargo Ignacio!
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