Hace mas de tres semanas que dejé de fumar (por decima vez en mi vida) Estoy contento. Porque con los nervios de dejar el cigarrillo suelen venir algunas cosas lindas como dejar de toser constantemente o empezar a sentirle el perfume a absolutamente todo. Voy bien y lo empiezo a disfrutar. Cuesta pero a medida que pasan los días se va haciendo mas fácil. Para colmo yo soy de los raros que mas que tener una memoria fotográfica suelo tener una absoluta memoria olfativa, tengo un olfato fino, puedo descubrir en los platos con solo olerlos cada una de las especias que se usaron y por el mismo motivo cada perfume, olor o hedor me trae recuerdos, alegres, tristes, angustiantes.
Cada Diciembre me trae los jazmines que me llevan directo a las navidades decoradas por mi madre, como cada noche fría con olor a pasto húmedo y a galletita recién horneada me llevan a Pacheco dándole incontables vueltas a la cancha dos envueltos en una nube de vapor humano.
Algunos mediodías paso por las ventanas de alguna casa donde una amante madre y esposa prepara un almuerzo bien casero y me acuerdo de los platos de mi vieja, me entra ese olor donde se conjugan cebollas, morrones y zanahorias y me da unas ganas de tocar el timbre y pedir permiso, Porque toda mujer que prepara un almuerzo como ese huele en sus manos a una extraña mezcla de ajo, lavandina y crema para manos.
O como el impresionante olor de los viernes a asado de obra, no se si será tan rico como huele pero los perfumes no siempre van de la mano con los sabores. Pregúntenle al coliflor, riquísimo y tan mal tratado o a los repollitos de Bruselas.
Sin ir mas lejos el pescado no huele tan bien y en general es riquísimo. A todos nos encantaría almorzar pescado, pero en el laburo te sacarían a patadas y no hay nada peor que tapar un olor insalvable con otro igual. Como tratar de hacer de cuenta que no fuiste al baño tirando medio aerosol de "primavera y lavanda"! Son tres olores muy fuertes, primavera, lavanda y mierda...
La semana pasada mi vecina tuvo la idea de traerse a la oficina una merluza que había preparado la noche anterior en su casa, el perfume era fuerte para una oficina de un solo ambiente así que para taparlo recurrió a un par, que digo un par, seis o siete de esos sahumerio de los del Sai Baba y la verdad al pasar por la puerta de su oficina era como que te tiraran con una bombacha usada en Katmandú.
Hay momentos en que no es grato tener un olfato tan bueno directamente relacionado con la memoria emotiva, reconocer el perfume de una chica que en la juventud era un bombón y que hoy lo usa una señora que hacer quedar Angela Merkel como modelo de Pancho Dotto no es gratificante, pero por otro lado hay olores que le pueden resultar espantosos a otros y para nosotros significan el olor de Dios, como el de cualquiera de mis hijos al levantarse, ese sudor entre pliegues que tanto yo como mi mujer adoramos solo nos puede gustar a nosotros. Son esos olores cuya valorización se comparte con algunos y a otros ni se les puede explicar, el perfume de mi vieja, o el olor a tabaco de las manos de mi papá.
Dicen que sobre gustos no hay nada escrito y eso es verdad, Ahora sobre olores... Sobre olores me despaché mas de treinta líneas. JA!
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